Conciliación. Una palabra cargada de dificultades, utopías, emociones, injusticias. Y es que, conciliar (al menos en nuestro país) es una palabra desconocida para quienes deben crear, regular y promover políticas sociales que hagan posible compatibilizar el trabajo productivo con la familia.
La experiencia de la maternidad ha sido considerada siempre como un hecho propio de la feminidad. Maternidad no solo entendida como gestar, parir o criar, sino como una experiencia vital que va mucho más allá. La figura paterna quedaba en parte excluida de ese círculo vital y era incluida en el ámbito de la capacidad productiva. Sin embargo, son cada vez más los padres que toman conciencia de la importancia de criar a sus hijos, de verles crecer. Toman conciencia de su paternidad.
Vivimos en una sociedad (injusta) que juzga a la mujer que decide dejar de ser parte del sistema productivo para criar a sus hijos. El tema empeora si es el hombre quien toma la decisión de apartarse del mundo laboral. Por lo tanto, antes habría que empezar por la propia comunidad y trabajar la empatía, el respeto y la solidaridad hacia el prójimo. Si dejamos a un lado el (peliagudo) tema de la dedicación exclusiva de uno u otro a la crianza de sus hijos y observamos el panorama laboral la cosa empeora. Si ya es difícil vivir una maternidad / paternidad de forma consciente y responsable, lo es más aún cuando quieres o necesitas formar parte de ese engranaje productivo que nos somete a horarios absurdos, sillas calientes y presencialismo. No tiene sentido.
Necesitamos medidas reales que solventen esa brecha que existe entre lo productivo y lo familiar. Y, sobre todo, urge que seamos tolerantes ante quienes deciden que ese partido no es el suyo y prefieren dedicarse en exclusiva a uno u otro.
¿Cómo hacer compatible la relación entre familia y trabajo?
La única vía posible que nos puede llevar hasta la conciliación es la que incluye en su recorrido medidas tan sencillas como la racionalización y flexibilización de horarios, la realización de trabajo por objetivos o la ampliación de permisos retribuidos.
En el marco de esta lucha de titanes surgen iniciativas tan necesarias como #papiconcilia, un ebook que recoge 24 historias mínimas de padres corrientes que narran sus experiencias personales con la conciliación (o no) de su vida personal y laboral. #papiconcilia es la versión masculina de #mamiconcilia y se encuentra englobado dentro de ese movimiento que busca soluciones reales a esta problemática social.
Todos necesitamos que nos cuiden, que nos mimen, que nos protejan, que nos respeten. Nuestros hijos aún más. Cambiemos las cosas, hagamos lo imposible, porque para conseguir cambiar el mundo, debemos empezar por nosotros, por ellos, por las pequeñas grandes cosas.
Si queréis conocer más sobre esta pequeña revolución, podéis escuchar la entrevista que hicieron a dos de sus papás protagonistas en Onda Mujer.
El ebook de #papiconcilia es gratuito. Tenéis a vuestra disposición nuestra pequeña historia desde la página 72 bajo el título “Historias mínimas: Una triple conciliación”, pero no os perdáis ningún capítulo porque cada una de esas 24 experiencias merecen la pena.
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